Conjuntos inamovibles. Compartimentos estancos. De todo ello quiero hablaros hoy.
En la época de las luces, en el comeinzo de la modernidad empezó la fiebre clasificadora. Especies, medidas, categorías.
FRONTERAS invisibles.
Pequeños alemanes imitando la construcción del muro de Berlín (agosto de 1961) |
Empezaron un día y no pudieron parar.
Un día entraron en las casas. Allí vivía gente diversa, de generaciones diversas. Se movían a su antojo por las diversas habitaciones.
Entonces empezaron a separar lo que se dice "el grano del a paja".
Las mentes pensantes decidieron qué habitación era para cada cosa.
Decidieron que niños y niñas hasta una cierta edad eran pequeños. No podían entrar en el mundo de los adultos, no podían compartir espacios.
Quedaba inaugurada la INFANCIA.
La parte buena: se les concedieron unos derechos propios y se les miro desde abajo, con otra mirada. Fué todo un descubrimiento.
La parte mala: para ellos quedaron las canciones, los cuentos y la magia. Los adultos quedamos relegados, ya no nos reíamos, ya no cantábamos mientras trabajábamos, ya no podíamos creer en la magia (que existe en los árboles o en los bosques o en los ríos). No pudimos jugar más al escondite. Los bailes y las bromas se dejaron para días de carnaval.
Y los niños nos miraban tristes desde su "habitación de los juegos".
"De la indiferenciación que implicaba también convivencia, se pasara a la diferenciación y el aparheid, todo ello en aras del amor y la vigilancia" decía un libro que leía el otro día...
En ese mismo libro se cita un fragmento de un "Tratado de Urbanidad" (1890)
"Los niños ya no deben asistir a una visita sinó cuando sean llamados por expreso deseo del visitante, y en este caso deberán comportarse con la mayor compostura, contestar respetuosamente a las preguntas que se le dirigen y retirarse enseguida".
(Citas: Historia de la Sensibilidad en el Uruguay de J.P. Barrán)
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