Si pudieramos ir atrás en el tiempo y llegaramos un día cualquiera la ciudad de Roma -en el siglo I dC, por ejemplo-, a parte del bullicio y movimiento, una de las cosas que tal vez nos llamaría más la atención es la extremada compartimentación de los oficios y trabajos. Había vendedores de panes planos, de panes redondos y otros de panes alargados, unos que vendían una especie de vino y otros de otra. Cada uno tenía su lugar y estaba hiper especializado.
Todo esta gran fragmentación del mundo terrenal tenía su reflejo en el mundo divino. Cada dios y diosa se ocupaba de su pequeño terreno y a ella te tenías que encomendar para que en ese preciso momento te favoreciera.
Hace tiempo hice una entrada donde contaba como cuando Juno, una de las principales diosas del panteón romano, era llamada Juno Lucina esta se dedicaba a proteger el parto.
En todo este tiempo mirando textos y literatura de la época he ido encontrándome con otras pequeñas divinidades que también intervenían y ayudaban en la trascendental tarea de dar a luz una vida.
Hoy hablaremos de algunas de ellas.
Hoy hablaremos de algunas de ellas.
Relieve del sarcófago de una comadrona donde se ve una mujer pariendo. Ostia Antica |
En el Capitolio, delante de la estatuta de Minerva (diosa de las artes y la sabiduría) había tres deidades arrollidadas, las Nixes (Nixae, Di Nixi), protectoras también de los partos. Sus
imágenes estaban siempre de rodillas o en cuclillas, la posición habitual del
parto en esa época. Por desgracia, eso lo sabemos por una fuente latina
(Fest. 292) ya que las imágenes no se han conservado. Y es que, en
general, estos cultos parece que eran reservados a las mujeres y bastante poco
conocidos, así que han quedado pocos rastros de lo que significaron. La
verbo latino vendría a sugerir trabajo y esfuerzo, es
decir que probablemente ellas serían las protectoras de ese espacio
preciso, de los esfuerzos de la madre al parir.
Otra diosa que asomaba en los momentos del parto era Carmenta, que de múltiples funciones. Su nombre se asocia con el carmen, que en latín significaba palabra mágica o el discurso del oráculo. Se asociaba con el nombre de alguna profetisa que se habría convertido en divinidad. De ella se decía, entre otras cosas, que habría inventado el alfabeto latino, ahí es nada! En todo caso, la diosa Carmenta cuando se la llamaba con sus apellidos Prorsa o Postverta protegía la salida del recién nacido. En concreto si el niño salía de cabeza se llamaba a Carmenta Prorsa y si salía de pies Carmenta Postverta.
Tal vez debido a la ayuda que proporcionaba a la hora de sacar al recién nacido, fué designada como la patrona de las comadronas romanas. Parece que su imagen se representaba con una corona de habas y una arpa, símbolo de sus capacidades proféticas, con las que vaticinaba el futuro de los recién nacidos.
En cuanto el niño salía del cuerpo de la madre, era Vagitanus o Vaticanus el encargado de ayudar a que el bebé articulara su primer llanto -de hecho llanto es vagitus en latín-, la primera expresión de humanidad del recién nacido. Por cierto, parace que en la colina del actual Vaticano había un altar dedicado a ese dios, de allí el nombre de la actual residencia Papal.
En el largo listado de dioses que hacían su aparición en esos momentos tenemos también a Levana. Por la etimología y las fuentes se ha llegado a la conclusión que ella era la que protegía la ceremonía de "levantar el bebé" una vez nacido, sacarlo del suelo (donde, no tant ceremoniosamente, debía estar después de nacer) y alzarlo, como modo de reconocimiento hacía la sociedad.
Todos ellos son llamados dioses menores, que daban luz, protección y seguridad a cada pequeño detalle, a cada gesto.
No eran los únicos, este listado es solo la punta del iceberg de un universo de deidades y protecciones que presidia la vida de las personas que vivieron en esos siglos. A nosotros, hijos de culturas monoteistas, se nos hace difícil de entender esta categorización y hiperespecialización de las divinidades.
Creo que vale la pena tener en cuenta que la manera en como se sacraliza la vida, las fórmulas mitológicas y de culto, nos dan también pistas de la vida común, de la cotidianidad de todas esas personas. Por eso me ha parecido interesante trasladaros alguna informción al respecto. Tengo más en la recámara de las que iré hablando a la largo del curso, espero que sea de vuestro interés!
Relieve, posiblemente de la extracción de la placenta. Ostia Antica. |
Otra diosa que asomaba en los momentos del parto era Carmenta, que de múltiples funciones. Su nombre se asocia con el carmen, que en latín significaba palabra mágica o el discurso del oráculo. Se asociaba con el nombre de alguna profetisa que se habría convertido en divinidad. De ella se decía, entre otras cosas, que habría inventado el alfabeto latino, ahí es nada! En todo caso, la diosa Carmenta cuando se la llamaba con sus apellidos Prorsa o Postverta protegía la salida del recién nacido. En concreto si el niño salía de cabeza se llamaba a Carmenta Prorsa y si salía de pies Carmenta Postverta.
Tal vez debido a la ayuda que proporcionaba a la hora de sacar al recién nacido, fué designada como la patrona de las comadronas romanas. Parece que su imagen se representaba con una corona de habas y una arpa, símbolo de sus capacidades proféticas, con las que vaticinaba el futuro de los recién nacidos.
En cuanto el niño salía del cuerpo de la madre, era Vagitanus o Vaticanus el encargado de ayudar a que el bebé articulara su primer llanto -de hecho llanto es vagitus en latín-, la primera expresión de humanidad del recién nacido. Por cierto, parace que en la colina del actual Vaticano había un altar dedicado a ese dios, de allí el nombre de la actual residencia Papal.
En el largo listado de dioses que hacían su aparición en esos momentos tenemos también a Levana. Por la etimología y las fuentes se ha llegado a la conclusión que ella era la que protegía la ceremonía de "levantar el bebé" una vez nacido, sacarlo del suelo (donde, no tant ceremoniosamente, debía estar después de nacer) y alzarlo, como modo de reconocimiento hacía la sociedad.
Todos ellos son llamados dioses menores, que daban luz, protección y seguridad a cada pequeño detalle, a cada gesto.
No eran los únicos, este listado es solo la punta del iceberg de un universo de deidades y protecciones que presidia la vida de las personas que vivieron en esos siglos. A nosotros, hijos de culturas monoteistas, se nos hace difícil de entender esta categorización y hiperespecialización de las divinidades.
Creo que vale la pena tener en cuenta que la manera en como se sacraliza la vida, las fórmulas mitológicas y de culto, nos dan también pistas de la vida común, de la cotidianidad de todas esas personas. Por eso me ha parecido interesante trasladaros alguna informción al respecto. Tengo más en la recámara de las que iré hablando a la largo del curso, espero que sea de vuestro interés!
Oh, me ha encantado Cira, de verdad, que historia más bonita esta de la maternidad. :)
ResponderEliminarGracias Madi! Siempre contenta de tenerte por aquí! :)
EliminarMuy interesante! Lo de la palabra Vaticano es sorprendente.
ResponderEliminarY lo que cada momento tuviera su diosa también, yo seria incapaz de recordar a cuál encomendarme en cada momento :)!
Jeje...que gracia, he pensado en la escena de un pobre señora pariendo he intentando recordar que dios toca...parece un poco Monty Python, verdad?
EliminarFantástico. Como siempre
ResponderEliminarGracias Sandra, como siempre... :)
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