Resistencias o como algunos romanos nacían a los 11 meses

Todos los grupos humanos oprimidos, aquellos que tradicionalmente han sido considerados inferiores, han desarrollado diversos tipos de resistencias. Las hay más aparatosas, algunas que hacen cambiar el curso de la historia de manera repentina, otras inciden más en el día a día. Son resistencias cotidianas que cambian un poco la vida de estas personas y, a veces, la de su alrededor.


Las mujeres formamos parte de estos grupos marginados. A lo largo de la historia hemos sido tradicionalmente consideradas inferiores a los hombres. Sin embargo, pocas veces se han visto revueltas femeninas, ni intentos de las mujeres de tomar el poder. Algunas dicen que parte de la culpa la tiene el hecho de que se nos hace muy difícil ver al colectivo "hombres" como un enemigo, básicamente porque ellos también son nuestros hijos. La nuestra ha sido, sobre todo, una resistencia cotidiana.

El otro día leía en un libro llamado "Antropología y feminismo" una forma de resistencia muy curiosa. Se trata de las mujeres poseídas (de espíritus masculinos, para concretar) en una comunidad de pastores nómadas del norte de África.

Os reproduzco el texto del libro.

"Este tipo de Posesión surge en situaciones en la que la mujer lucha por sobrevivir y alimentar a la prole en condiciones muy difíciles Donde apoyo marido está a menudo lejos de casa con los rebaños y donde sufrir las consecuencias de la poliginia y la precariedad del Acceso a los recursos Fuera del matrimonio. (...) Lewis comprobar que en Muchas mujeres los espíritus se manifestaban Cuando el marido contemplaba la Posibilidad de contraer un nuevo matrimonio. (...) Las mujeres recurrente en los espíritus como un medio indirecta de manifestar suspensión Quejas contra el marido y obtener algunas tipo de compensaciones en forma de cuidados".

Otro tipo de resistencia comúnmente utilizada por las mujeres ha sido el negarse a cocinar, mantener relaciones sexuales o a realizar tareas agrícolas o domésticas. En este sentido es célebre la comedia griega Lisístrata, donde las mujeres atenienses se niegan a tener sexo con sus maridos como medida de protesta contra la guerra.

Vemos que todas estas resistencias tienen que ver con lo que pasa puertas adentro de la casa. Porque la mujer, en muchos momentos históricos, ha vivido recluida en casa. Uno de los motivos ha sido el control de la descendencia. Desde las sociedades patriarcales tiene una importancia primordial saber de quién son los hijos y, por tanto, lo mejor es no salir de casa.

La sexualidad femenina ha sido uno de los grandes campos de batalla de los hombres. La virginidad, la "fidelidad" hacia el marido oficial, ha estado bajo el punto de mira de todas las sociedades donde los hombres tienen el poder (esto es, casi todas).

Bueno, pues conozco dos pequeños ejemplos que creo que también nos hablan de nuestros trucos y engaños para intentar soportar o hacer menos estricto este control.

Empezaré hablando de una comunidad amazónica y acabaré contando una historia romana que me sorprendió.

La primera. Me explicó alguien, o leí en algún libro, la historia de una comunidad amazónica que creía en la existencia de unos extraños seres que vivían en el río y que cuando los hombres se marchaban del poblado fecundaban a las mujeres y les hacían hijos. Un antropólogo que visitó la comunidad, preguntó a un hombre si realmente creían en estos seres y él respondió que no, como podía ser que las mujeres se quedaran embarazadas cuando sus maridos estaban fuera? Bueno, creo que sobran las explicaciones! Parece que con este sistema todos estaban bien contentos!

La segunda la descubrí hace poco. Un escritor romano del siglo II aC, llamado Aulo Gelio, se dedicó a escribir sobre temas muy dispares en las aburridas noches del Ática. El libro ha sido conocido como Noches áticas y nos habla de varias curiosidades.

Una de ellas tiene que ver, en mi opinión, con todo lo que os he explicado. Es el capítulo 16 del libro III, y reflexiona sobre los meses que está un feto en el vientre de las mujeres. Es curioso comprobar cómo los romanos no lo tenían nada claro …

Parece que la mayoría de sabios se inclinaban por pensar que el 10 º mes era lo habitual pero que tanto podía nacer al 6, al 7, al 8 o al 9.

Nosotras sabemos que son 9 meses enteros, unas 40 semanas más o menos. Y bueno, me parece que la cosa no es tan difícil de calcular. Creo, quizás vosotras lo sabéis mejor, que de hecho los niños son bastante matemáticos en esto de nacer (a no ser que sean prematuros) y que mayoritariamente el problema lo tenemos nosotros que no sabemos seguro la fecha de la concepción (y si nosotros no lo sabemos, imaginad los padres!). Ahora, con la obsesión que tenían para saberlo, debían ir bien perdidos, si encima no tenían claro cuánto duraba el embarazo!

¿Y si resulta que esta indeterminación no fue uno más que uno de los métodos de resistencia de las mujeres romanas para tener un poco de margen a la hora de decir con quién y cuándo habían concebido a su hijo?

En el mismo texto nos informan de una mujer "de la que no puede ser puesto en duda su honor" que tuvo su hijo 11 meses después de que su marido hubiera muerto. El hijo, según ella, era del marido. De hecho, el Emperador Adriano, llamado el emperador filósofo, se la creyó y así este niño fue considerado hijo legítimo del hombre muerto y, supongo, pudo ser el heredero.

Pues bien, nosotras, que sabemos algo más que los hombres romanos sobre este tema, tampoco dudamos del honor de la matrona, ni de que la mujer era bastante lista, ¿verdad?

Me ha caído simpática esta mamá romana y su hijito (o hijita). ¿Y a vosotras?

2 comentarios:

  1. Lo leí más temprano, pero sólo ahora puedo comentar :)
    No tenía ni idea de lo que cuentas. Interesantísimo, sigue trayéndonos nuevas historias. ¡Me encanta!

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    1. Gracias Madre Exilio! Prometo intentarlo...:)

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