Mad women. Las mujeres no salimos en la tele.

Proyectamos en el pasado nuestro propio presente. Pensamos que la acutal repartición del mundo en el binario masculino y femenino se daba todas las civilizaciones del pasado.

Bien, en parte es verdad que los hombres siempre han mandado. No hay pruebas de lo contrario. Lo que no es tan real es que el mundo, el imaginario occidental anterior a la industrialización, se contara solo en masculino. Nuestro papel público y de creación ha ido menguando de forma alarmante.

Hablé hace una semana del misterio de Eleusis. En el santuario se ritualizaba la búsqueda de Demeter a su hija Koré. Uno de los estudiosos de esos rituales mistéricos, K. Kereny, cuenta como esa búsqueda no sólo refleja a la mujer que persigue la plena realización, sino también la prosecución más profunda de todo ser humano en busca de su verdadera identidad más allá de las apariencias.

Con esa afirmación nos sorprendemos, a principio del siglo XXI, de que un mito protagonizado por una mujer y su hija, también mujer, pudieran moldear la experiencia de toda la comunidad ateniense. Que una mujer fuera importante para hacer reflexionar también a los hombres.

En Eleusis la mujer, más allá de mujer, era ser humano.

***
Llevo una temporada muy reflexiva. Soy incapaz de leer nada que no me haga pensar en mi condición, en el momento de vida que estoy viviendo. Hablamos bastante de todo ello con mi chico. 

Entre mis lecturas hay nombres que de tanto repetirlos me parece que deben ser muy conocidos por el amplio público.

En mi cabeza resuena Adrianne Rich, Muraro, Beauvoir...

No estoy formada en pensamiento feminista, así que mis listas no son concienzudas, pero por allí andan todas. Pululan con sus sentencias y experiencias.

Todas intentan desentrañar mi existencia. Mi vivencia. Después eso también se relaciona con lo que me llega por Internet. Mujeres que como yo dan vueltas a su condición de madre y de mujer en este mundo. Mujeres, anónimas como yo,  que cuentan sus cosas y que reflexionan, que intentan salir indemnes de momentos de soledad, de autoexigencia, marginación...

Después por la noche cierro mis libros, mi ordenador y me siento al lado de mi chico a mirar alguna serie.

Tenemos una lista larga de series buenísimas. No exagero si digo que hoy por hoy, la literatura y la televisión de masas estan cambiando para bien. Estan haciendo reflexionar a miles de personas. La calidad ha dejado de estar reñida con el entretenimiento.


True Detective

 

MadMen
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Breaking Bad

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The Wire

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Los Soprano

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En ninguna de ellas sale ni un ápice de las cosas en las que yo pienso, de las cosas que me preocupan, de la manera que yo tengo de ver el mundo. Nada sobre lo que he hablado y pensado durante el día se menciona...
La historia siempre es la misma: El hombre, se piensa, se repiensa, descubre sus debilidades. Nosotros aprendemos a entender su complejidad. Somos indulgentes con sus maldades.
 
Y nosotras, ¿porque no salimos? (como protagonistas, se entiende) cv

Parece que nosotras no tengamos complejidades, contradicciones, debilidades.

¿Nosotras no pasamos momentos vitales interesantes, de reconstrucción y reflexión?

Demasiadas veces nuestros retratos son estáticos.
 
¿Es que nuestros estados de ánimo siempre tiene que estar en relación con la ovulación?
 
¿Créeis que nosotras también podríamos servir de medida? ¿Dar que pensar?

Es una lástima, porque yo

No me reconzco, en nada de lo que estoy pensando, en ninguna de las conversaciones que mantengo con mi vida, con mis compañeras y compañeros  de viaje.

No me reconozco en el imaginario que se esta creando a principios del siglo XXI en la televisión y en sus series.


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