El papa y la papilla.

Hoy hablaré de los padres. Ya sé que prometí hablar de la comida y de hecho lo haré, pero lo que me interesa de verdad es hablar de la figura del padre. Tenemos la falsa percepción de que los padres tradicionalmente no se han ocupado de las criaturas, que es ahora que algunos modernos deciden hacerlo. Pues bien, tendremos que empezar a pensar diferente.

La imagen de la madre en casa ocupándose de los hijos y el padre saliendo a trabajar, a ganarse el jornal, es básicamente una imagen que viene de la época de la industrialización ... Van tantas cosas de la mano de la contemporaneidad! 


Antes las familias eran un grupo de intereses comunes desdibujado, no se sabía donde empezaba la vida de cada uno, nadie había oído hablar de los "intereses particulares" o de los "gustos propios". Luego se definieron los papeles de cada uno.  

Los niños empezaron a ser solo niños y ya no ayudaban en casa.

Las madres comenzaron a ser solo madres y ya no estaba bien visto que hicieran nada más que ocuparse de la casa. 

Los padres...pues a ellos les tocó, en este reparto de papeles , el de llevar dinero a casa y olvidarse de sus hijos.

La cosa fue más allá, porque nos hicieron creer que siempre había sido así.


Pero no es verdad, resulta que si nos fijamos en algunas miniaturas medievales (como la que colgué el lunes) los padres trabajan, es cierto, pero las madres también. Y las madres cuidan de sus hijos, pero los padres también. Todos hacen todo lo que pueden. Están disponibles. Forman parte de su vida.

 
Las miniaturas también subrayan la responsabilidad paterna en la supervivencia del hijo y se puede ver en algunas imágenes José preparando la papilla para su hijo. Imágenes donde sopla, prueba, pone la cuchara en el bote, etc. Incluso, algunos creen que no es casual la similitud en muchas lenguas entre la palabra papilla y papá.
 

Parece que el padre era el encargado de administrar la llamada "alimentación complementaria", para compensar de alguna manera la gran presencia de la madre en la lactancia que duraba algunos años.


El hecho real es que las criaturas eran fundamentales; sacarlas adelante, que vivieran, que se hicieran grandes, era un trabajo difícil que requería de toda la familia o, a veces, de toda la comunidad. Los hijos, más que nunca, eran sinónimo de esperanza y el padre no podía abstenerse y probablemente no quería.

(El viernes me gustaría explicaros algunos libros que no hablan específicamente de maternidad pero sí de la historia de la alimentación, para aquellos que queráis profundizar en estos temas.)

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