Desvelos

¿Este sistema político-económico-social...puede con todo? 

¿Nos modifica hasta el más íntimo de los recovecos de nuestro ser?

¿Llega a nuestros cuerpos?, 

¿Llega hasta nuestros sueños?

El sueño de la razón produce monstruos, Goya

Me temo que infravaloramos lo que nos rodea y damos demasiada importancia a nuestras pequeñas e insignificantes (y magníficas) individualidades.

Y tenemos miedo a nuestros cuerpos. Casi nadie nos ha informado que tenemos cuerpo. Hace tiempo que nos dijeron (desde los púlpiutos de las iglesias, por ejemplo) que nos olvidaramos de él. 

No lo conocemos. Y por ejemplo, un día un bebé nos coge el pezón para mamar y sentimos miedo. Muchas de nosotras siente rechazo. 

Y no dormimos bien por las noches. Y eso que estamos cansadas. ¿Porque será, si estamos tan cansadas, porque no dormimos bien?

Yo digo que tal vez tiene que ver con que no nos cansamos de verdad. Solo se cansa nuestra mente (se agota) de tantos estímulos, de tantas imágenes que nos bombardean todo el día, de tener que responder a tantas cosas, de tantas exigencias, pero nuestro cuerpo sigue físicamente disminuido, casi sin hacer nada, sentado en una silla. 

Ese cuerpo que no conocemos, que nos sorprende a veces con sus exigencias, ese mismo es el que dejamos olvidado en la silla, delante del ordenador. 

También dicen que la contaminación lumínica impide el buen sueño. Y ¿quién sinó el sistema es el que pone luz por todas partes?. Ahora ya nunca es de noche, la noche negra y oscura casi no existe. Y el cuerpo (que sigue allí, a pesar de nuestros esfuerzos por anularlo) no entiende muy bien que sea noche con tanta luz.

Y después le decimos a esa pequeña, (a ese bebé que es sobretodo cuerpo...y él si que lo siente aún, él aún no se ha olvidado que es cuerpo) que es ella la que no nos deja dormir...

Pero si tuvieramos sueño de verdad, si durmieramos como es debido, no nos molestaría casi con sus pequeños lloros, porque rápidamente se consulea con el pecho o con un mimo...se lo daríamos y seguiríamos durmiendo tan campantes. 

Pero nuestros sueños son precarios, como nuestro lugar en el sistema.