La historia del lecho nupcial o como se casaban los romanos

Con la llegada del cristianismo se cambiaron muchas de las costumbres cotidianas en las casas. 

Probablemente una de las más fundamentales fue la reorganización de la familia. El matrimonio cristiano se conviritió en el eje vertebrador de todo el tejido familiar. Junto con el sacramento del matrimonio se restablecierion las moralidades asociadas y la monogamia se convirtió en un precepto más. 

Los matrimonios, en sintonía con estas nuevas costumbres, empezaron a dormir juntos. 

y ¿cómo dormía antes el padre y la madre de la familia?

En la familia romana, la que precedió al cristinanismo, el matrimonio era concebido como la unión entre dos familias. Los esposos eran una especie de puente, punta de lanza.

El cabeza de la familia (pater familias) se juntaba con una mujer perteneciente a otra familia y que se convertiría, por debajo de su marido, en la que gobernaría en las habitaciones femeninas.

De hecho, hombre y mujer vivían en mundos separados dentro de la misma casa, cada uno en sus habitaciones, con sus propios sirvientes.

Se juntaban en algunas ocasiones, entre ellas, como podéis suponer, la de procrear para que la familia tuviera continuidad. 

El lecho nupcial, lecto genialis*, era un lugar sagrado que se utilizaba para hacer hijos y que desde el día del enlace ocupaba un espacio especial de la casa. Evidentemente, como se puede ver en las ilustraciones, no era el sitio donde dormían.






Parece ser que algunas informaciones hacen pensar que esta especie de diván era también el lugar utilizado para que la parturienta tuviera a su prole. Juzgad vosotras mismas...

Este espacio sagrado nos hace darnos cuenta hasta que punto, en las sociedades antiguas, cada paso estaba ritualizado.

Evidentemente la procración, que aseguraba la periviencia de la familia y la gens, era un momento de suma importancia. Se procuraba no dejar nada al azar. 

Todo empezaba el día en que los esposos se casaban.

En primer lugar debemos advertir que la ceremonia del matriomonio no estaba estandarizada, ni era para todos igual. Las uniones "legítimas" eran solo las que se producían entre ciudadanos romanos. Por otro lado, a la gente más pobre, que no tenía ningún interés para el poder, se les dejaban que se unieran sin contratos ni ceremonias por en medio. Como mínimo no sabemos nada de ellos.

Entre la gente "de dinero" y ciudadanos romanos, tampoco todos hacían ceremonias complicadas. De hecho, uno de los "matrimonios" que se aceptaban como legales era el que se daba por derecho de convivencia. Es decir, toda pareja que había convivido durante un año seguido (sin que ninguno de los dos contrayentes se ausentara más de tres noches) se consieraba que formaba una unión legítima a todos los efectos. 

A parte de eso, también existía una ceremonia que daba carácter sagrado al matrimonio. Las parejas que se sometían a este ritual era más díficil que se divorciaran, porque estaban bajo la mirada escrutadora de los dioses. Me atrevo a aventurar que este ritual lo llevaban a cabo sobretodo las familias pertenecientes a las más altas esferas de la sociedad romana, aquellas que querían ser consideradas representantes de los valores romanos clásicos. 

Vemos como era el día. Por suerte, tenemos algunos frescos contemporáneos a los hechos, que nos acercan al ambiente de ese día.

En primer lugar, probablemente se trataba de una chica muy jovencita, de unos 12 o 13 años. Llevaba un peinado especial, junto con una túnica anudada bajo el pecho y cubierta por una tela amarilla. En todo momento la mujer estaría asisitda por la Pronuba, una mujer casada una sola vez, que la acompañaría y la instruiría en los pasos a seguir.

 Escena de la chica preparandose para el enlace (villa de los Misterios, Pompeia)

En casa de la novia se hacían los sacrificios propiciatorios necesarios y se acordaba el contrato que regiría el matrimonio. Cuando los acuerdos estaban firmados los esposos unían sus manos y la novia pronunciaba una frase de aceptación de la unión, que era algo así como "Ubi tu Gaius, ego Gaia" (si tu eres Gaio yo soy Gaia) (Plut. QR, 30; Cic, Mur, 27)

Después de una comida cremonial, el futuro esposo se la llevaba de la casa simulando un rapto. Al sustraer a la novia parece que daba gritos en honor a Talassios (algo así como "es por Talassios!").

La pareja era acompañada por un cortejo que cantaba canciones y versos obscenos (fescennini versi)

Una vez dentro de la casa que acojería al matrimonio, la futura esposa encendería el fuego.

Después de hacer unas oraciones la chica era llevada por la Pronuva al lecho nupcial. Allí le instruía sobre los actos de amor que tendrían lugar poco después, como se puede ver en el fresco de la Villa Aldobrandini.

Pronuba instruyendo a la novia (Villa Aldobrandini)


Después aparecía el hombre que consumaría la unión.


Estatuilla con escena de cama, Museo del Louvre


Y en este lugar se hacían los niños, bajo los auspicios de los dioses y, probablemente, los miedos y inseguridades de los dos jóvenes. 



*Las ilustraciones han sido sacadas de la web http://www.mediterranees.net/civilisation/Rich/Articles/Religion/Mariage/Lectus.html

Para profundizar en el tema se puede consultar el libro The Roman wedding, de K.K. Hersch.

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